UNA ENFERMEDAD POCO
CONOCIDA: EL SÍNDROME ANTIFOSFOLÍPIDO (SAF)
Todos hemos oído hablar de enfermedades
autoinmunes como el Lupus eritematoso sistémico (LES), enfermedad de Crohn, esclerosis
múltiple o espondilitis anquilopoyética, entre otras.
Pese a ser un conjunto de enfermedades
denominadas raras, actualmente se están diagnosticando más casos, en este
artículo nos centraremos en el Síndrome antifosfolípido (SAF), una patología difícil
de diagnosticar, ya que requiere el cumplimiento de parámetros tanto clínicos
como de laboratorio, no es suficiente con la clínica aislada sin la presencia
de anticuerpos, al igual que tampoco lo es la determinación de anticuerpos sin
ningún tipo de clínica o abortos de repetición, por ello, su diagnóstico, en
numerosas ocasiones es tardío, y dichos pacientes presentan diversas
comorbilidades secundarias por ejemplo al transcurso de una trombosis venosa
profunda (TVP) o a un tromboembolismo pulmonar (TEP), puesto que es frecuente
que estos pacientes presenten TVP, TEP, trombosis arteriales, embolismos y/o
abortos de repetición.
®
¿Qué
es y cómo se diagnostica?
Es
una enfermedad caracterizada por la síntesis de autoanticuerpos que atacan los
vasos sanguíneos, desencadenando inflamación, activando la cascada de la
coagulación, originando trombosis, embolismos, abortos por insuficiencia
placentaria, preeclampsia...
Su
diagnóstico, como comentaba anteriormente, es difícil y tardío, entre los
parámetros analíticos que deben cumplir los pacientes con sindrome antifosfolipido
tenemos la determinación de al menos uno de los tres anticuerpos y la
confirmación de dicha positividad transcurridas al menos 12 semanas desde la
primera analítica. No tiene por qué ser el mismo anticuerpo el que de positivo
en ambas analíticas, ya que la positividad de los anticuerpos en dicha
patología es de carácter alternativo, los pacientes pueden presentar en una
analítica positividad en uno de ellos y en la próxima analítica ser positivos
los tres anticuerpos, por ejemplo los siguientes anticuerpos:
Anticuerpo
anticardiolipina (aCL)
Anticoagulante
lúpico (AL)
Anti-beta2-glicoproteina-1
(anti-B2GP1)
El
sindrome de hiperviscosidad que acompaña al SAF es el que favorece la aparición
de TVP, trombosis arteriales, TEP, etc,
por ello, se debe instruir al paciente para que controle su nivel de
colesterol, su glucemia... para disminuir el riesgo trombótico en la medida de
lo posible, ya que presentar anticuerpos antifosfolípidos sin ningún otra
comorbilidad acompañante, pese a presentar una hiperviscosidad sanguínea, por
sí mismo no induce la aparición de trombos, ya que esto sería lo que catalogaríamos
como primer impacto, y es necesaria la aparición de un segundo impacto para que
tenga lugar el fenómeno trombótico, como segundo impacto encontramos por
ejemplo la obesidad, el sedentarismo, diabetes mellitus, hipertensiónarterial...
Puede afectar a todos los grupos de edad, desde la infancia hasta la vejez, pero la mayoría de los pacientes tienen edades comprendidas entre los 20 y 50 años de edad. Es más común entre las mujeres (por cada dos hombres con síndrome antifosfolípido hay siete mujeres afectadas).
Puede afectar a todos los grupos de edad, desde la infancia hasta la vejez, pero la mayoría de los pacientes tienen edades comprendidas entre los 20 y 50 años de edad. Es más común entre las mujeres (por cada dos hombres con síndrome antifosfolípido hay siete mujeres afectadas).
® Ejercicios que
podemos realizar:
Estos
dependerán de las comorbilidades que presente el paciente. Debemos tener en cuenta que la vertiente física del
tratamiento en una enfermedad venosa no debe limitarse a proporcionar una lista
que incluya las principales normas de higiene de vida o algunos consejos de
motivación con relación a la marcha regular. Por el contrario, es preciso
proponer un verdadero programa reeducativo claramente detallado y basado en los
datos clínicos y paraclínicos. Lo más frecuente es que los medios del
tratamiento reeducativo estén asociados con diversas técnicas.
Vamos
a nombrar unos ejemplos:
Si el paciente ha sufrido una trombosis
en MMII, y sindrome postflebítico, debemos realizar una rehabilitación enfocada
a ello, como por ejemplo:
Cinesiterapia: se efectuará alternativamente en decúbito supino y en
bipedestación de forma que se estimule la vasomotricidad. Se basa en primer
lugar en la verticalización y en la reanudación de la marcha (si es posible con
apoyo) precoces. Se asociará el trabajo analítico, centrado en la musculatura
crural: movimientos de flexión-extensión, eversión-inversión de los pies,
asociados a la elevación de las extremidades inferiores. Estos movimientos
deben ser repetidos en series, en sinergia con ejercicios respiratorios que
estimulen de forma amplia y lenta el par diafragma-banda abdominal.
Compresión
neumática intermitente o estimulación eléctrica: pueden proponerse en los
casos en los que no puede llevarse a cabo el trabajo muscular activo
(alteraciones de la conciencia, parálisis central, etc.). Por lo que respecta a
la estimulación eléctrica externa, utiliza habitualmente corrientes
excitomotoras de baja frecuencia en el tríceps sural, de forma bilateral,
mediante sesiones de 20 a 30 minutos dos veces al día.
Si ha sufrido un TEP, debemos hacer
rehabilitación respiratoria y tratamiento postural.
Si padece preeclampsia, podemos
hacer ejercicios de relajación con la embarazada, ejercicios pélvicos sobre una
pelota de pilates que favorezcan el canal del parto y masaje de drenaje en
MMII.
Nuestra intención con este post es dar a
entender la importancia de que se conozca este tipo de patología, debido a las
necesidades que requiere, como por ejemplo ante un paciente afectado debemos
tener en cuenta en qué fase de la enfermedad se encuentra porque no ha de
someterse a ejercicios intensos debido a que uno de los trombos podría
desprenderse y obstruir un importante vaso.
Es muy importante cuando atendemos a un
paciente por primera vez una buena anamnesis con una adecuada valoración para que sepamos como poder realizar una correcta terapia de
rehabilitación.
®
Bibliografía:
Practice A Patient’s Journey
Antiphospholipid syndrome
BMJ 2015; 350 doi:
http://dx.doi.org/10.1136/bmj.h1426 (Published 02 April 2015) Cite this as BMJ
2015;350:h1426
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