Siempre nos han dicho que cuando hacemos
ejercicio hay que estirar ya que es bueno para prevenir lesiones y preparar el
músculo para la actividad, pero últimamente muchos habréis escuchado o leído
que los estiramientos no son tan buenos como creíamos y que en realidad no son
beneficiosos en la práctica deportiva ya que pueden reducir el rendimiento o
aumentar las lesiones. En este post vamos a analizar un tema que actualmente
está en debate y en el que hay una gran variedad de opiniones y matices. ¿Son buenos
los estiramientos?, ¿Hay que estirar antes o después del ejercicio?, ¿Qué tipo
de estiramientos son mejores?
Para empezar hablaremos de la flexibilidad, ésta es una de las 5 cualidades físicas (fuerza, resistencia, velocidad, coordinación y flexibilidad). Se define como la capacidad de desplazar una articulación o una serie de articulaciones, a través de una amplitud de movimiento completa, sin restricciones ni dolor. Las mujeres suelen ser más flexibles que los hombres, y la edad también influye ya que a medida que envejecemos vamos perdiendo flexibilidad. Además influyen otros factores como la genética, el sedentarismo, el cansancio muscular, la temperatura del músculo, el estado emocional o la hora del día (en las horas centrales somos más flexibles).
En
nuestro cuerpo hay dos tipos de músculos, los músculos tónicos son los que
mantienen la postura, mientras que los fásicos son los que se contraen y
relajan rápidamente. Los primeros tienden a hacerse rígidos y acortarse por
tanto habría que estirarlos. Con los fásicos ocurre lo contrario, tienden a
debilitarse y aumentar su longitud por lo que hay que ejercitarlos.
Los estiramientos son técnicas
para elongar las partes blandas que revisten el esqueleto óseo, aumentando la
flexibilidad y la movilidad. Hay varias clases de estiramientos indicados para
diferentes situaciones: estiramientos estáticos activos (en tensión activa o en
tensión pasiva), estáticos pasivos, dinámicos y métodos neuromusculares.
Hay que tener en cuenta: los
estiramientos NO tienen que doler, los movimientos NO han de ser bruscos, hay
que tener una respiración tranquila y controlada, no debemos descuidar nuestra
postura (sobre todo nos fijaremos en la correcta colocación de la espalda),
empezaremos a estirar por el lado más tenso.
Los
estudios en contra de los estiramientos antes del ejercicio afirman que no son
beneficiosos ya que se produce una pérdida de fuerza porque se debilitan los
músculos, se dificultan los movimientos y nos sentimos más inestables, lo que
significa un menor rendimiento sobre todo en deportes muy explosivos. El
argumento en contra de los estiramientos después del ejercicio es
principalmente que si tras la actividad se han producido pequeñas microroturas
en el músculo, al forzarlo con los estiramientos y elongarse esas microroturas
se hacen más grandes llegando a producir una lesión.
Por el contrario encontramos
otros artículos que recomiendan realizar estiramientos en tensión activa antes
del ejercicio, ya que en este tipo de estiramientos se realizan contracciones
isométricas del músculo (el músculo se contrae y se estira simultáneamente),
por lo que preparan para el trabajo muscular. En cuanto a los estiramientos
después del ejercicio afirman que son buenos los estiramientos de tipo pasivo
únicamente para lograr devolver al
músculo a su longitud normal y que no quede contraído, el objetivo no sería ganar flexibilidad ya que con los músculos cansados e intoxicados no lo lograríamos.
El debate y la variedad de
opiniones estarán presentes hasta que se demuestren unos u otros argumentos. Mientras
tanto conociendo ambas posiciones cada cual puede elegir si estirar o no cuando
haga ejercicio.
Ángela Martínez
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