martes, 9 de diciembre de 2014

SUELO PÉLVICO Y EJERCIOS DE KEGEL

El suelo pélvico está formado por un conjunto de músculos y ligamentos que constituyen la pared inferior de la cavidad abdominal. Su función principal es mantener los órganos pélvicos en su posición normal para que su funcionamiento sea el adecuado. Estos órganos son: vejiga y uretra, útero y vagina, y recto. Los principales músculos que componen el suelo pélvico serían: el pubococcígeo, puborrectal y el pubovaginal. Una adecuada tensión de estos músculos es esencial, ya que si están debilitados los órganos que hay sobre ellos descenderían, alterando su posición normal y por lo tanto su función y causando una serie de dificultades y molestias.
Un debilitamiento de los músculos del suelo pélvico puede provocar incontinencias urinarias, prolapsos, disfunciones sexuales y dolor lumbar. Para evitar todos estos problemas y evitar complicaciones se pueden practicar los ejercicios de Kegel.



Los ejercicios de Kegel fueron creados en 1948 por el doctor Arnold Kegel con el objetivo principal de corregir la incontinencia urinaria, sin embargo con el paso de los años se ha ido descubriendo que son un gran remedio para multitud de problemas sexuales asociados a la debilidad del suelo pélvico. Estos ejercicios no están sólo dirigidos a mujeres sino que también pueden practicarlos hombres.



Los ejercicios consisten básicamente en contracciones y distensiones controladas y voluntarias del músculo pubococcígeo. Antes de proceder a realizar los ejercicios hay que ser capaz de identificar el músculo que vamos a trabajar. Para ello hay varias formas, la más sencilla y común es detener la micción a intervalos, cuando detienes el flujo de orina estás contrayendo el músculo pubococcígeo mientras que cuando la dejas fluir lo estás relajando.

Una vez identificado el músculo, podemos pasar a ejercitarlo. A continuación explicaremos los ejercicios básicos. El primer ejercicio consiste en realizar una contracción lo más fuerte y duradera posible del músculo pubococcígeo, comúnmente esto se conoce como “un Kegel” o “una contracción Kegel”. El paso siguiente sería el denominado “Kegel inverso”, esto es lo contrario al anterior ejercicio, es decir relajar al máximo el músculo pubococcígeo haciendo un esfuerzo opuesto a la contracción, este esfuerzo es similar al de defecación. Cuanto mayor sean los tiempos de esfuerzo del músculo y la intensidad de dichos esfuerzos, más fortalecido estará el músculo pubococcígeo.



Existen multitud de rutinas con las explicaciones correspondientes a cada ejercicio diferente, algunas dirigen dichas explicaciones a mujeres y otras a hombres aunque el músculo a ejercitar es el mismo. Los ejercicios más sencillos y frecuentes, presentes en todas las rutinas son: la realización de contracciones y relajaciones mantenidas, lentas e intensas; y contracciones y relajaciones lo más rápidas posibles durante el mayor periodo de tiempo que se pueda. El número de repeticiones es muy elevado llegando incluso a las 200 repeticiones, por tanto se suele indicar que se realicen todas las repeticiones posibles. Además una ventaja es que se pueden realizar en cualquier lugar y momento sin que nadie se dé cuenta.


Los ejercicios de Kegel tienen multitud de beneficios, entre los cuales se encuentran: prevención y mejora de la incontinencia urinaria, prevención de prolapsos, mejora de las relaciones sexuales, facilitación del parto; además en hombres ayudan a controlar la eyaculación precoz y en el tratamiento de la disfunción eréctil.


A pesar de que una gran parte de la población desconoce la importancia del fortalecimiento del suelo pélvico, éste tiene una gran importancia en la prevención y el tratamiento de multitud de enfermedades padecidas por un amplio sector de la población. Por tanto es importante conocer los ejercicios de Kegel y practicarlos a diario.

Ángela Martínez

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