miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿CÓMO IDENTIFICAR UNA POSIBLE ESCOLIOSIS?

La escoliosis consiste en una deformación de la columna vertebral en forma de “S”. La mayoría de las escoliosis son de causa desconocida aunque también pueden ser congénitas o neuromusculares. Es habitual que aparezca en la adolescencia coincidiendo con los picos de crecimiento.

Hay que diferenciar entre escoliosis estructurada y actitud escoliotica, en la primera hay una rotación de las vértebras y por tanto la deformidad es permanente. En la actitud escoliotica no se produce rotación de las vértebras por lo que se puede corregir la deformidad, suele estar relacionada con la postura y por lo general no produce dolor por tanto debemos prestar atención a los posibles signos que nos indican su presencia.
Principalmente nos fijaremos en las asimetrías, para ello se usaría una plomada que dejaríamos caer desde el occipital pasando por la línea media del cuerpo. Observaremos si la altura de los hombros es distinta, si sobresale más una escápula que la otra y también prestaremos atención a la cadera comprobando si la curva de la cintura es igual en ambos lados. También comprobaremos si las curvas se reducen al tumbarse.

Para diferenciar si se trata de una escoliosis estructurada (más grave) o si es una actitud escoliotica realizaremos el denominado test de Adams. Consiste en pedir que realice una flexión de tronco, como si quisiera tocarse los pies. En esta posición podremos observar si aparecen gibas en uno de los lados. Si las hubiera son signo de que la escoliosis es estructurada.

La cinesiterapia puede ser muy útil en el tratamiento de la escoliosis. Es eficaz para: corregir defectos posturales asociados, disminuir la rigidez tanto capsuloligamentosa como muscular, disminuir asimetrías del balance muscular y mejorar los defectos de equilibrio y propiocepción.

Los principios del tratamiento mediante la cinesiterapia son:
-La corrección postural, es muy importante que tome conciencia de la deformidad para que realice una autocorrección de la postura, equilibrando hombros, reduciendo la giba y corrigiendo la inclinación lateral.
-La flexibilización del tronco, para evitar el denominado dorso plano.
-El fortalecimiento muscular, sobre todo de abdominales, espinales y los músculos de la cintura.
-Los ejercicios respiratorios, muy importante cuando la deformidad es muy grande y puedan producirse dificultades para respirar, aumentaremos la capacidad vital, mejoraremos la movilidad de las costillas y trataremos de lograr la simetría del tórax.


Prestando atención a los puntos que se indican podríamos llegar a la sospecha de una escoliosis, de cualquier modo para asegurarnos deberemos de acudir al médico para que confirme (o descarte) nuestras sospechas y realice una radiografía. Hay que recordar que la mayoría se producen en la adolescencia (con las etapas de crecimiento) y las malas posturas favorecen su aparición por lo que deberemos vigilar especialmente a los niños que se encuentran en esta etapa.

Ángela Martínez

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